SONRISAS GRATIS: Sobrevivir


Eran casi las 10 de la noche cuando salí al balcón a tomarme mi taza de té. Me di cuenta que Pablo estaba llegando de trabajar en ese mismo momento y lo espié mientras aparcaba y salía del coche. Pero en lugar de dirigirse al portal se dispuso a cruzar la calle. Me quedé extrañada.
Entonces vi hacia donde se dirigía. Era un gato tirado enmedio de la calle, supongo que muerto, porque no se movía. Pero lo que me llamó la atención (y supongo que la de él también) fue un gatito a su lado que no paraba de maullar mientras le daba toques con el hocico. "Venga, levántate, ¿por qué no te mueves?" parecía decirle. Estaba claro que era su madre.
Un coche giró la esquina e iba a pasarles muy cerca. Enseguida vi como el gatito se escabulló en la oscuridad para evitar ser atropellado. También. En esa misma negrura se sumió la calle una vez el vehículo se alejó. Entonces volvió a aparecer el misino para insisitirle a su madre. La escena me conmovió. 
Está claro que no fui la única. Pablo, al borde de  la calle se acercó lentamente hacia el gatito y le ofreció algo que se sacó del bolsillo. Su hambre y curiosidad le salvaron. Observé mientras se ganaba su confianza, como se dejó coger y como ahora ese gatito ronronea encima de nuestro sofá mientras escribo esto. ¡Bienvenido a tu nueva casa Teo!


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