QUE ME SUGIERE: Cuestión de perspectiva


Recuerdo el día que tomé esta fotografía. Era una mañana de sábado y había salido con la cámara a hacer fotos y "capturar la esencia de la ciudad", como tanto me gustaba decir por aquel entonces. Creo recordar que fue por la zona de Malasaña casi a mediodía y el barrio revivía de los excesos de la noche gracias a que los estómagos ya rugían por esas horas y los bares estaban repletos de tapas y cerveza.

Yo por aquel entonces tenía diecinueve años y aspiraba a ser un gran periodista, ya sabéis, el hambre de mundo de los jóvenes... Lo primero que pensé cuando vi aquella escena fue: "Pobres desgraciados...". Y así, sin replantearme nada más, guardé la fotografía en mi archivador (maravilloso mundo aquel en el que las cosas se podían tocar aún) y me olvidé de ella.

Bien, pues ahora, con casi sesenta años y un divorcio a mis espaldas no hay nada de lo que me arrepienta más que de aquel prejuicio cuando vi a esta pareja de ancianos. Ahora no veo vejez ni soledad, sino cariño y confianza plena. Veo una vida entera compartida, apoyo en los malos momentos y amor. Mucho amor.

Pero sobretodo, lo que más me preocupa es lo que no veo y es lo que me hace morirme de la envidia y sentirme realmente imbécil. No veo soledad. El mundo cambiaba a su alrededor pero ellos se tenían el uno al otro. De manera incondicional.

Fue mi manera de ver aquella fotografía por primera vez, de ver el mundo en general, la que me ha llevado ahora a los celos y al arrepentimiento. Pero sobretodo me ha llevado a la soledad. Lo que daría yo ahora por ser uno de ellos...

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