YO OPINO - La vida slow

No soy una persona nerviosa ni me altero fácilmente. Por eso, cuando hace algún tiempo mi trabajo me produjo una crisis nerviosa tuve que pararme y replantearme muchas cosas.

¿Qué había pasado para llegar a ese estado?  Exceso de responsabilidad, falta de comunicación, descanso cero, apoyo escaso, motivación nula, etc. Como siempre pasa en estos casos fue un conjunto de situaciones que hizo estallar la bomba. Fue un antes y un después, fue la caída de mi venda.

No podía prescindir de mi trabajo, hubiese sido la solución fácil a mi problema de estrés. Muerto el perro se acabó la rabia. Pero tenía que continuar trabajando con lo que solamente me quedaba aprender a sobrellevarlo.

Una vez planteada la cuestión el remedio me fue fácil descubrirlo. Se basa en 2 premisas:

  1. Disfrutar de las pequeñas cosas: la comida, el sol, un paseo, una buena conversación...
  2. Identificar aquello que me gusta hacer y hacerlo más.

Por tanto intenté aprender cosas nuevas y dedicarle más tiempo a las que me gustaran: coser, tejer, escribir, hacer fotos... Sigo en constante aprendizaje  porque obviamente no soy ninguna experta en ninguna de esas disciplinas pero es que tampoco es lo que busco. Disfruto aprendiendo, me hace sentir feliz. Y descubrir nuevos hobbys.

También comencé a aprovechar mejor mi tiempo libre, a ser más diurna que nocturna, menos discoteca y más montaña. Y todos los días voy en bici al trabajo. Fue un cambio sutil que me aporta muchísimo y me ayuda a despejar la mente. Creo que es una de las actividades que me ayuda a tomarme las cosas con más filosofía.



Por último, hará pocos meses que estoy interesándome por la calidad de la comida que ingerimos: de su naturaleza, su química, etc. Ahora me importa mucho de donde viene cada cosa y he dejado de comprar  carnes, pescados, frutas y verduras en grandes superficies, voy a mercados y pequeños comercios. Incluso el otro día hice un queso con mis propias manos.

En fin, que todos estos cambios, aunque suenen tontos, a mi personalmente me han ayudado a ser más feliz, que es algo que nadie te enseña. Hace poco me enteré que había una definición para estos cambios que estoy experimentando: se llama llevar una vida slow. Claramente mis problemas no son diferentes a los del resto y me alegro de ir por el buen camino. Mi camino.

A veces me planteo si con tanta globalización, tecnología y lujos en lugar de ir hacia delante vamos hacia atrás...

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